Las várices no son solo un problema estético para hombres y mujeres, son también un problema de salud pues pueden resultar molestas y dolorosas, sin embargo, existe un tratamiento para sanar esta patología, la escleroterapia.
Existen varios factores de riesgo que propician los problemas de circulación, siendo el factor hereditario el principal sospechoso de las várices; la edad, la alta estatura, la obesidad, el embarazo y el sedentarismo son otras causas de desarrollar várices.
Si bien es cierto que los problemas vasculares afectan sobre todo a personas que trabajan de pie durante la mayor parte de su jornada laboral, por ejemplo: enfermeros, peluqueros, profesores, meseros, etc, esta enfermedad podría aparecer en personas sedentarias sin importar la labor que realicen.
Las várices son dilataciones de las venas, que, debido a numerosos factores, no cumplen de manera correcta la función de transportar la sangre de retorno al corazón (retorno venoso), causando que la sangre se acumule en las venas, y estas se dilaten.
En qué consiste la escleroterapia
Consiste en inyectar una solución directamente en la vena. La solución de escleroterapia hace que la vena cicatrice, forzando la sangre a reencaminarse a través de venas más sanas. La vena colapsada es absorbida por el tejido local y con el tiempo desaparece.
Después de la escleroterapia, las venas tratadas tienden a desaparecer en el plazo de unas pocas semanas; aunque a veces puede pasar un mes o más para ver el resultado final. En algunos casos, se necesitan varios tratamientos de escleroterapia.
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¿Qué tipos de escleroterapia existen?
Existen 3 tipos principales que varían de acuerdo con la forma en cómo es llevada a cabo la eliminación de las venas varicosas:
Escleroterapia con glucosa: también conocida como escleroterapia por inyección, se usa especialmente para tratar vasos y várices pequeñas. Se realiza con la inyección de una solución hipertónica de glucosa a 50 o 75% directamente en la vena, lo que causa irritación e inflamación llevando a una cicatrización y posterior desaparición de las várices.
Escleroterapia láser: es la técnica más usada para eliminar pequeños vasos del rostro, tronco y piernas. En este tratamiento, el médico utiliza un pequeño láser para aumentar la temperatura del vaso y ocasionar su destrucción.
Escleroterapia con espuma: este tipo de tratamiento es el más usado en varices gruesas. El médico inyecta una pequeña cantidad de espuma de dióxido de carbono que irrita la varice, haciendo que se desarrollen cicatrices y quede más ocultas en la piel.
El tipo de escleroterapia que se utilice en el paciente debe ser formulado por el profesional de la salud, tras evaluar todas las características de la piel y de la propia várice para escoger el tratamiento adecuado para cada caso.
¿Qué cuidados se debe tener?
Los cuidados en la escleroterapia deben ser adaptados antes y después del tratamiento. El día anterior se debe evitar depilar o aplicar cremas en la zona en donde será hecho el tratamiento.
Después de la escleroterapia, se recomienda, usar una media de compresión elástica, tipo Kendall, durante el día, por lo menos 2 a 3 semanas; no realizar ejercicio en la primeras 24 horas; evitar el ejercicio físico exhaustivo durante 2 semanas; evitar la exposición solar, por lo menos 2 semanas.
¿Cuál es su eficacia?
La escleroterapia cuesta menos que una cirugía, no requiere hospitalización y permite un regreso rápido a las actividades normales. Este tratamiento puede reducir los síntomas y mejorar el aspecto de la piel. Da resultados en alrededor de 80 de cada 100 personas.
A pesar de que el tratamiento es eficaz, la escleroterapia no impide la formación de nuevas varices, si no se lleven a cabo los cuidados generales como usar siempre la media elástica y evitar permanecer mucho tiempo de pie o sentado, podrán aparecer otras varices.
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